Y... para ello, tenemos que establecer a que nos referimos cuando hablamos de Patrimonio Cultural
“Patrimonio” es un término que procede
del latín “patrimonium”. Su significado más básico se refiere al conjunto
de bienes que pertenecen a una persona, ya sea natural (cada uno
de los individuos) o jurídica (un grupo, un ayuntamiento, una asociación, una
empresa…).
Muchas veces se utiliza para nombrar
a “lo que es susceptible de estimación económica”, aunque también puede
usarse de manera simbólica.
Si nos fijamos en la composición
etimológica de la palabra (la suma de “patri”-padre- y “monium” –recibido-)
podríamos definir Patrimonio como “lo recibido por línea paterna”, “lo heredado
del padre”. Y es que es una palabra que se emplea desde la época de los
romanos. Durante la República, época del derecho romano temprano, la
propiedad familiar de los patricios (palabra que también deirva de “pater”)
se transmitía de generación a generación y todos los miembros de una “gens” o
familia amplia tenían derecho a heredar.
Este uso original se fue extendiendo
hasta referirse a los bienes y derechos a los que las personas
acceden como miembros de alguna comunidad. Con el paso del tiempo, y ya a
mediados del siglo XVIII-principios del XIX, el Código Napoleónico, considera
que el patrimonio es tanto lo que hereda una persona como lo que
es de propiedad; sin embargo, el patrimonio solamente abarca elementos capaces
de ser evaluados monetariamente o de apreciación pecuniaria.
A partir de aquí, muchas
veces se utiliza para nombrar a “lo que es susceptible de estimación
económica”. Y también comienzan a
emplearse el término con “apellidos”: patrimonio industrial, patrimonio
religioso, patrimonio civil… y patrimonio cultural.
La máxima autoridad mundial en
Patrimonio Cultural es la UNESCO[1], esta
entidad nos explica la relación entre Patrimonio y Cultura:
“El patrimonio cultural en su más amplio sentido es
a la vez un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de
recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a
las generaciones futuras para su beneficio. Es importante reconocer que abarca
no sólo el patrimonio material, sino también el patrimonio natural e
inmaterial. Como se señala en Nuestra diversidad creativa, esos recursos son
una “riqueza frágil”, y como tal requieren políticas y modelos de desarrollo que
preserven y respeten su diversidad y su singularidad, ya que una vez perdidos
no son recuperables.
Hoy en día el patrimonio cultural está
intrínsecamente ligado a los desafíos más acuciantes a los que se enfrenta toda
la humanidad, que van desde el cambio climático y los desastres naturales
(tales como la pérdida de biodiversidad o del acceso a agua y alimentos
seguros), a los conflictos entre comunidades, la educación, la salud, la
emigración, la urbanización, la marginación o las desigualdades económicas. Por
ello se considera que el patrimonio cultural es “esencial para promover la paz
y el desarrollo social, ambiental y económico sostenible”.
La noción de patrimonio es importante para la
cultura y el desarrollo en cuanto constituye el “capital cultural” de las
sociedades contemporáneas. Contribuye a la revalorización continua de las
culturas y de las identidades, y es un vehículo importante para la transmisión
de experiencias, aptitudes y conocimientos entre las generaciones. Además es
fuente de inspiración para la creatividad y la innovación, que generan los
productos culturales contemporáneos y futuros. El patrimonio cultural encierra
el potencial de promover el acceso a la diversidad cultural y su disfrute.
Puede también enriquecer el capital social conformando un sentido de
pertenencia, individual y colectivo, que ayuda a mantener la cohesión social y
territorial. Por otra parte, el patrimonio cultural ha adquirido una gran
importancia económica para el sector del turismo en muchos países, al mismo tiempo
que se generaban nuevos retos para su conservación.”[2]
La UNESCO reconoce que no es fácil
definir y clasificar el Patrimonio Cultural, no obstante, recogiendo tanto lo
que cuentan los expertos mundiales y algunos declaraciones y legislaciones internacionales[3]
establece que
Patrimonio cultural
i)
los
monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales,
elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y
grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto
de vista de la historia, del arte o de la ciencia;
ii)
los
conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura,
unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional
desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia;
iii)
los
lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza, así
como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos, que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico
o antropológico.
|
Patrimonio natural
i)
Los
sitios naturales pueden pertenecer al patrimonio cultural, pues la identidad
cultural está estrechamente relacionada con el medio ambiente natural en el
que se desarrolla. Los ambientes naturales llevan la huella de miles de años
de actividad humana y su apreciación es, sobre todo, una construcción
cultural.
ii)
los
monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por
grupos de esas formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el
punto de vista estético o científico;
iii)
las
formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas
que constituyan el hábitat de especies animales y vegetales amenazadas, que
tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia o
de la conservación;
iv)
los
lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que tengan
un valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, de la
conservación o de la belleza natural.
|
Patrimonio cultural y natural subacuático
“todos los rastros de existencia humana que
tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo
el agua, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años, tales
como:
i)
los
sitios, estructuras, edificios, objetos y restos humanos, junto con su
contexto arqueológico y natural;
ii)
los
buques, aeronaves, otros medios de transporte o cualquier parte de ellos, su
cargamento u otro contenido, junto con su contexto arqueológico y natural; y
iii)
los
objetos de carácter prehistoric
|
Patrimonio cultural inmaterial
Aquellos usos, representaciones, expresiones,
conocimientos y técnicas – junto con los instrumentos, objetos, artefactos y
espacios culturales que les son inherentes – que las comunidades, los grupos
y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su
patrimonio cultural. Se manifiestan en los siguientes ámbitos:
a.
tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del
patrimonio cultural inmaterial;
b.
artes del espectáculo;
c.
usos sociales, rituales y actos festivos;
d.
conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
e.
técnicas artesanales tradicionales
|
Bienes culturales
Los bienes, cualquiera que sea su origen y propietario,
que las autoridades nacionales, por motivos religiosos o profanos, designen
específicamente como importantes para la arqueología, la prehistoria, la
historia, la literatura, el arte o la ciencia, y que pertenezcan a las
siguientes categorías:
a.
las colecciones y ejemplares raros de zoología, botánica, mineralogía,
anatomía, y los objetos de interés paleontológico;
b.
los bienes relacionados con la historia, con inclusión de la historia de las
ciencias y de las técnicas, la historia militar y la historia social, así
como con la vida de los dirigentes, pensadores, sabios y artistas nacionales
y con los acontecimientos de importancia nacional;
c.
el producto de las excavaciones (tanto autorizadas como clandestinas) o de
los descubrimientos arqueológicos;
d.
los elementos procedentes de la desmembración de monumentos artísticos o
históricos y de lugares de interés arqueológico;
e.
antigüedades que tengan más de 100 años, tales como inscripciones, monedas y
sellos grabados;
f.
el material etnológico;
g.
los bienes de interés artístico, tales como:
i)
cuadros, pinturas y dibujos hechos enteramente a mano sobre cualquier soporte
y en cualquier material (con exclusión de los dibujos industriales y de los
artículos manufacturados decorados a mano);
ii)
producciones originales de arte estatuario y de escultura en cualquier
material;
iii)
grabados, estampas y litografías originales;
iv)
conjuntos y montajes artísticos originales en cualquier material; h.
manuscritos raros e incunables, libros, documentos y publicaciones antiguos
de interés especial (histórico, artístico, científico, literario, etc.)
sueltos o en colecciones;
i.
sellos de correo, sellos fiscales y análogos, sueltos o en colecciones;
j.
archivos, incluidos los fonográficos, fotográficos y cinematográficos;
k.
objetos de mobiliario que tengan más de 100 años e instrumentos de música
antiguos.
|
[1] UNESCO: https://es.unesco.org
[2] UNESCO.
Patrimonio. Nº 136 “INDICADORES UNESCO
DE CULTURA PARA EL DESARROLLO” https://es.unesco.org/creativity/sites/creativity/files/digital-library/cdis/Patrimonio.pdf
[3] Como la “Convención
para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural” (1972); la “Convención
para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial” (2003); la “Convención
sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático” (2000), y la “Convención
sobre las Medidas que deben Adoptarse para Prohibir e Impedir la Importación,
la Exportación y la Transferencia de Propiedad Ilícitas de Bienes Culturales”
(1970).