La cultura es la forma en que las personas transforman la experiencia en significado, y no solo significados buenos o verdaderos: es un poder que se ha utilizado y ahora se utiliza mal. La cultura es cómo las personas forman, expresan, comparten y negocian sus valores, incluidos aquellos de los que son inconscientes o no pueden articular directamente. La cultura es todo lo que hacemos más allá de la supervivencia. La cultura es todo lo que hacemos para enriquecer nuestras vidas. También es la historia que da forma a nuestras acciones, incluso cuando no nos damos cuenta. La cultura describe el mundo y nosotros vemos el mundo a través de su lente.
Y la cultura es también el recurso humano renovable al que hemos recurrido en esta crisis. La ciencia nos ayuda a encontrar comprensión, respuestas y protección. El arte ofrece comodidad, educación y entretenimiento de forma aislada. Ambos son el resultado de la investigación, las competencias, la creatividad y el trabajo duro, no solo el placer. La cultura nos conecta a través de calles vacías en música y canciones, nos permite formar y compartir nuestros sentimientos con los demás. Es cómo sabemos quiénes somos y cómo conocemos a los demás. Es en la cultura donde contamos historias, tenemos sentido, soñamos y esperamos. Es la cultura la que dará forma a los valores y la conducta de las ciudades que debemos renovar después del trauma del COVID-19.
Ahora, más que nunca, queremos afirmar el valor social de la cultura, donde las personas, no las ganancias, son su corazón y propósito. Todavía no podemos decir qué podría significar eso en el mundo que ahora está emergiendo. Este es un proceso de descubrimiento, moldeado por la situación y las personas que contribuyen. Creemos que las conversaciones que ayuden a los ciudadanos a dar sentido al presente e imaginar el futuro con esperanza son una buena forma de repensar la ciudad. Aquí es donde estamos, donde estamos hoy.
Debemos ir más allá del pensamiento establecido: sobre cultura, ciudades creativas, urbanismo inclusivo, derechos y deberes. No sabemos dónde terminará, pero estamos convencidos de que necesitamos más que nunca la democracia cultural. Toda nuestra sociedad necesita un período de curación y recuperación, pero puede enfrentar un período de más conflictos y más desigualdades. Necesitamos encontrar una nueva dirección que los incluya a todos. Las viejas respuestas no sirven. Debemos preguntarnos qué tipo de vida queremos ahora y para las próximas generaciones, creyendo que las respuestas dependen de los recursos de la democracia y del espíritu de generosidad.