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Se ha dicho hartas veces que el problema de España es un problema de cultura. Urge, en efecto, si queremos incorporarnos a los pueblos civilizados, cultivar intensamente los yermos de nuestra tierra y nuestro cerebro, salvando para la prosperidad y enaltecimiento patrios todos los ríos que se pierden en el mar y todos los talentos que se pierden en la ignorancia.

Santiago Ramón y Cajal, 1 de mayo de 1922

✒ Flora Beorlegui Usoz ✒ Artículo sobre Luis Elizalde

 UN SANGÜESINO EXTRAORDINARIO

 Por Flora Beorlegui Usoz.

  

La música envuelve la vida de Sangüesa por todos sus poros a través de los numerosos grupos que se dedican a este noble arte. La Escuela de Música que tantas satisfacciones proporciona a profesores, alumnos y público en general, permite confirmar la vocación sangüesina con este afán por mantener una tradición musical de profunda raigambre.

Existen figuras consagradas y entre todas ellas destaca por su importancia y trascendencia el padre Luis Elizalde que nació en Sangüesa en 1940, hijo de Sabino Elizalde y Julia Ochoa. Sabino era de espíritu delicado, discreto, educado y supereligioso de una gran autenticidad cristiana. Tenía Sabino el espíritu de un poeta y por ello llamaba la atención entre los labradores de su tiempo. Su virtuosa mujer, Julia, se dedicaba al ganado y a la casa.

Luis Elizalde con seis años era un niño muy expresivo, inteligente y comunicativo. Comenzó las clases de solfeo con D. Estanislao Goñi en un edificio de la calle Mayor de Sangüesa. En 1947, con siete años ya solfeaba nada más leer una composición. Tenía un don especial para la música similar al de su hermano Carmelo Elizalde.

Luis Elizalde, que ya desde pequeño vestía con traje de fraile, ingresó con once años en el seminario claretiano de Beire. Allí empezó a tocar el armonio una hora al día empleando los métodos de armonio de Antoine Louis Raffy, músico internacionalmente conocido y excelente compositor. En Santo Domingo de la Calzada, Luis Elizalde estudió filosofía al tiempo que iniciaba sus estudios de piano de manera autodidacta. A los cuatro años del inicio de estos estudios, terminó los ocho cursos reglamentarios de piano examinándose en San Sebastián y obteniendo excelentes calificaciones.

A sugerencia del padre Tomás de Mazárraga fue enviado a Roma a estudiar órgano en el Instituto de Música Sacra. Dedicó a esta tarea cinco años, y al final obtuvo el título de Maestro de Órgano con el admirado músico Ferruccio Bignanelli. De vuelta a Madrid, estudió Dirección de Orquesta con el popular músico Enrique García Asensio. Tuvo Luis una serie de iniciativas admirables: estudió Composición con Antón García Abril: clavecín con la profesora Genoveva Gálvez; musicología con Samuel Rubio; folklore con Manuel García Matos y percusión con Martín Porras. Posteriormente viajó por Europa destacando su presencia en Innsbruck y en Pistoda en donde destacó como alumno de Togliacini en la interpretación de música sacra. En Bolonia aprendió profundamente a interpretar al genial músico Bach con Antón Heiler.

La figura de Luis Elizalde trascendió a nivel nacional cuando fue director y profesor de órgano de la Escuela Superior de Música Sagrada y de Pedagogía Musical de Madrid. Compatibilizó tan encomiables trabajos con la dirección de las revistas de música sacra “ Tesoro Sacro Musical” y la revista “Melodías”. Ha escrito tres métodos de lectura musical para niños y niñas , tres métodos de flauta dulce y dos de txistu. Su figura se agranda al analizar su personalidad. Hombre noble, constante, inteligente, sensible y con una vocación de amor por los pobres.

Cuando en 1985 fue destinado a Bolivia como misionero su alegría fue inmensa. Una vez allí, la Conferencia Episcopal Boliviana le encargó que compusiera una misa. Luis Elizalde fiel al folklore boliviano y a su cercanía con los indígenas compuso una Misa Andina que consta de catorce canciones, trece de las cuales están construidas sobre la escala pentafónica, típica de los Andes Bolivianos.

Aprendió la lengua quechua en un curso intensivo de tres meses que se llevó a cabo en Sacaca. Fue al oír machaconamente a los campesinos tocando sus hulas-hulas por las calles de los pueblos el día de la Candelaria, cuando se dio cuenta que toda aquella música era pentafónica y de ritmo binario. Actualmente la Misa Andina se canta incluso en Perú.

En una de sus visitas a Europa dio un concierto de Bach en la Catedral de Zurich. Su hermano Carmelo le acompaño en esta ocasión. Colocaron un cartel en la puerta de la catedral solicitando un donativo a los asistentes al concierto para los indígenas y campesinos de la parroquia de Luis Elizalde en Bolivia. Fue al la cantidad recaudada que ni siquiera quiso Luis Elizalde conocer el montante total. Su hermano Carmelo, trabajador de la Caja de Ahorros de Navarra, se encargó de que la abultada recaudación llegara a su destino.

 Las actividades musicales de Luis Elizalde las podemos encuadrar en tres facetas: pedagogo, compositor y organista. Dedicó su atención a la enseñanza de la música a los niños y las niñas. Fue compositor de numerosas canciones populares y religiosas además de armonizar canciones de folklore vasco, castellano y asturiano. El Canto Escolar I, basado en el folklore español se ha impartido durante años y años en las Escuelas de Magisterio.

Según el Instituto Claune,  Luis Elizalde es uno de los músicos de música religiosa más estimados de los últimos cuarenta años. Ha obtenido numerosos premios en variados concursos, destacando por su importancia el Gran Premio BBK; el premio en el Concurso Internacional Amadeus de Composición Coral y el de composición en euskera para voces de hombre den San Juan de Luz. Es socio de honor de la Coral de Cámara de Navarra.

Fue destinado por su congregación a una localidad de la provincia de Guipúzcoa. Aprendió euskera porque lo consideraba esencial para atender dignamente su parroquia. En la actualidad tiene ochenta y dos años y continúa interpretando, componiendo y aprendiendo piezas nuevas en su casa religiosa ubicada en San Sebastián.